Llevo más de cuatro años viviendo en Málaga y me sigue sorprendiendo cada día. A nivel gastronómico es prolífica en productos de la tierra. Ya te conté en este otro post, con vídeo incluido, que había vida más allá del pescaíto frito o los espetos. Ya entonces conocí las aceitunas aloreñas, el tomate de huevo de toro y el chivo de Málaga.
En esta ocasión, fui citada en el Grupo de Desarrollo Rural del Valle de Guadalhorce, una entidad sin ánimo de lucro que ayuda a promocionar y a desarrollar los recursos naturales de la comarca de una forma sostenible para ponerlos en valor y mejorar y fomentar la cultura emprendedora de las empresas familiares que participan en este empeño.