¿Encogen los coches?

AVISO IMPORTANTE: En este post creo que se me va a ir la cabeza… Ya te avisé que a veces iba a desvariar un poco. Y lo digo antes de escribirlo porque me pongo ahora mismo a desarrollar las ideas que se me están pasando por la mente en este instante…Luego no digas que no te he avisado…

Locura

Hoy he lavado y aspirado el coche. Ya sabes, hay que hacerlo de vez en cuando, sobre todo el aspirado porque si no, se puede crear una micro fauna dentro que hace que los trozos de galletas, las gominolas que escaparon de los dientes de mi hijo, o esos restos de patatas fritas y gusanitos evolucionen por sí mismos y sean capaz de generar patitas para andar a su libre albedrío por el coche. Después de eso, y en el camino a casa, con el orgullo de ser la conductora de un coche TAN limpio, me ha dado por pensar que, incluso, parecía más grande. ¿No te ha pasado alguna vez? Y me he acordado de la primera vez que lo conduje…

Seguro que tú has tenido esa sensación (si tienes carnet de conducir y has cogido un coche por primera vez, claro). La sensación de miedo, porque no lo conoces, porque te parece que tiene más botones y palancas que una nave espacial y te parece que toda tu experiencia anterior al volante no te va a valer para nada. Porque ESE coche es más grande, más avanzado y el que, en su descripción comercial, tiene más siglas raras en la columna del equipamiento, que a saber lo que significan, pero que le convierten en el mejor coche del mercado. Como si fuera el Coche Fantástico, vamos.

Salpicadero coche fantastico

Y el caso es que este curioso efecto que nos pasa con el coche nuevo, es trasladable a muchas otras facetas de nuestra vida. ¿Te has parado a pensar en que cuando empiezas con algo nuevo o diferente, al margen de que se trate de un cambio voluntario y lo afrontes con ilusión, o bien sea obligado y lo afrontes con rechazo, siempre nos viene grande en un principio? El ejemplo del coche me ha servido para dejar brotar las ideas, y desvariar un poco, pero un cambio en el trabajo (por no mencionar un cambio DE trabajo), un traslado a otra ciudad o a otro país, o montar tu propio negocio, o tu propio blog…todo eso nos sobrepasa. Y hablo desde mi propia experiencia. Hasta el punto de quitarnos el sueño a veces. De repente tu experiencia anterior queda en el limbo y la sensación de estómago encogido aparece.Cualquier gran cambio nos hace pequeños Clic para tuitear

Cualquier gran cambio nos hace pequeños: surgen inseguridades, dudas, el miedo a lo desconocido, a si hemos tomado la decisión correcta, y sí, todo se nos hace grande a nuestro alrededor. Nuestra cabeza se esfuerza en mostrar primero lo negativo de la nueva situación. ¡CUIDADO! Estás saliendo de lo que se llama zona de confort. Ese es el lugar donde estás acostumbrado a estar, donde te sientes cómodo y a tus anchas y dominas cada situación:

  • «Con lo bien que iba el viejo coche, no funcionaba el indicador del depósito pero yo ya le tenía cogido el truco…».
  • «Llevamos años con el mismo programa de contabilidad en la empresa y ahora les da por cambiarlo por otro. Seguro que no funciona igual, más vale lo malo conocido…»
  • «Yo es que ficho, hago mi trabajo y me voy casa. Con eso me conformo y como ya estoy fijo…No quiero cambios»

Visto esto, si estoy tan agustito en mi zona de confort, para qué cambiar, ¿no? A veces no tenemos más remedio: un cambio obligado de domicilio porque la empresa se traslada y no están las cosas como para decir que no o porque supone una mejora profesional. Un cambio en los procedimientos de la empresa, que te obliga a modificar tu forma de trabajar. Salir a buscar nuevo trabajo, porque no te han renovado el contrato… En estos casos, te aconsejo que lo afrontes siempre con una actitud positiva. Intenta pensar que cualquier cambio es una mejora. Y participa en él. Seguro que la inseguridad aflorará. La incertidumbre de si podrás con ello y de cuánto tiempo tardarás en lograr nuevamente una estabilidad te rondará por tu mente a menudo. Pero hay que mirar hacia adelante y centrarte en lo que puedes hacer para conseguirlo, no te quedes parado, sumido en la tristeza de tus circunstancias, en que cualquier tiempo pasado fue mejor y MUÉVETE.

Por naturaleza al ser humano no le gusta cambiar. ¿O sí? Bueno sí, nos gusta lo nuevo, no nos gusta la monotonía, no queremos aburrirnos. Entonces nos gusta el cambio pero cuando llega vamos con el «no» por delante porque nuestra zona de confort se siente amenazada. En la mayoría de los casos, lo nuevo no está tan mal…

Muchas veces, el cambio depende de uno mismo Clic para tuitear

Mmmmm… ¿Por dónde iba? A ver, decía que me gusta lo nuevo, no quiero aburrirme. Y es que muchas veces, el cambio depende de uno mismo: la diferencia está entre hacer algo o no hacer nada (y esperar que suceda algo). Y créeme, eso es casi imposible que pase si tú no te mueves. Y hacer algo da miedo no, lo siguiente. El vértigo que produce atreverte a poner un pie fuera de esa zona de confort, y luego el otro. Y empezar de cero, esta vez fuera de tu zona de seguridad y sentirte pequeño, diminuto cual liliputiense, porque hay que aprender nuevas cosas, porque ya no eres tú el controlador, porque puedes fracasar con el cambio… Puedes FRACASAR con el cambio…PUEDES fracasar con el cambio…¿Y qué si fracasas? ¿Eh? Eso sólo puede servir para saber que lo estás intentando,  y te ayudará a aprender de los errores y a crecer. Desde luego si no lo intentas, no conseguirás nada, eso seguro. Hay que arriesgar y tirar para adelante con las decisiones. Aunque te equivoques.

Al final, cumplas o no tu objetivo ¡CRECES! Clic para tuitear

Al final cumplas o no tu objetivo ¡CRECES! Adquieres experiencia y te enriqueces como persona, como ser humano.

Contestando a la pregunta del título de este post: no, los coches no encogen. Vaya tontería, ¿no? Es la confianza en uno mismo la que sí que encoge de vez en cuando. Hasta que vuelve a desarrollarse, y probablemente, sea más fuerte que al principio. Por eso el coche ya no te parece tan grande a medida que le coges el truco y lo conoces mejor. Y ya no te parece que tenga tantos botones, ni palancas. Y ya no te da miedo meterte por calles estrechas con él…

En mi opinión, es bueno salir de la zona de confort de vez en cuando. Te mantiene activo y tu cerebro tiene que trabajar. Yo lo he hecho ya en unas cuantas ocasiones: dejar el trabajo, aprender materias nuevas, varias mudanzas,… Y sí. Ha merecido la pena.

¿Y tú? ¿Has salido alguna vez de tu zona de confort? ¿Qué tal fue la experiencia? Comparte y comenta todo lo que quieras. Espero verte por aquí en la siguiente entrada.

GRACIAS POR LEERME

3 thoughts on “¿Encogen los coches?

  1. Paloma, he vivido esa sensación mil veces, ese miedo, el mio es normal y controlable ¿no? Jijiji yo estoy en ese proceso de aprendizaje.
    Me uno a tu blog así nos leemos siempre. Besos

  2. jajaja.. lo que me he podido reir en un momento al comienzo de esta entrada.. para luego en su evolución sentirme identificado completamente, nunca me han dado miedo los cambios, pero el ultimo proyecto en el que ando metido (ya 4 años) ha sido una montaña rusa interminable, pasé de dar sesiones de Reiki a domicilio a tener tres masajistas trabajando en mis salas.. y que vértigo e ilusión al mismo tiempo.. claro que si.. el que no arriesga no gana.. y como poco vivir la experiencia y seguir aprendiendo..

    • Hola Jorge¡
      Me alegro de que haberte arrancado la risa 😀 Sé lo que dices, porque yo también he pasado por todo ello en estos últimos cuatro años, curiosamente igual que tú. La montaña rusa que comentas da más miedo que la de cualquier parque de atracciones del mundo. Qué satisfacción saber que el esfuerzo da frutos y que se consiguen pequeñas metas. Es bueno no conformarse. Es bueno ser inconformista ¿verdad? Yo creo que quien vive la vida con ganar de seguir aprendiendo, tiene ya muuuuuucho conseguido. Un beso y hasta la próxima. 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.